La colcha azul

Isabel Sanfeliu [1]
Clínica y Análisis Grupal - 2006 - Nº 97            
Vol. 28 (2) Págs. 105-122, Dossier: Mito, Rito y Poder


Noche fabricadora de embelecos,
Loca, imaginativa, quimerista,
Que muestras al que en ti su bien conquista
Los montes llanos y los mares secos.
Lope de Vega, Rimas humanas (1602)

El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona.
Hölderlin, Hiperión (1797)

   Resumen

Pequeño viaje en torno a los cuentos maravillosos o de hadas que complementa el coloquio de este número de la revista.

The blue coverlet
Small trip around wonderful stories or fairy tales that complete the dialogue in the wood included in this number of Clinica.

Le couvre-lit bleu
Un petit parcours à travers les comptes merveilleux ou comptes de fées, évoqué par le colloque inclus dans ce numéro de la revue.

Palabras clave: Cuento maravilloso. Imaginario. Cultura.
Key words: Fairy tales. Imaginary. Culture.
Mots clés: Comptes de fées. Imaginaire. Culture.

La colcha azul

Isabel Sanfeliu

   La colcha azul fue para mí lo que para Aladino su alfombra, para Alicia el espejo o, en el caso de Peter Pan, el polvo de Campanilla... La charla en el bosque –antes de seguir con estas líneas leer la “Media hora con... Blancanieves y los siete enanitos” –, me dejó con ganas de proseguir.
    Para deambular por el cuento de hadas –mejor decir con Propp cuento maravilloso–, hay siempre dos obras de referencia: Las raíces del cuento [2], de este autor, y Psicoanálisis de los cuentos de hadas de Bruno Bettelheim [3]. Lo que sigue son tan sólo algunos comentarios breves en torno fundamentalmente a dos aspectos: los primeros cuentos de la humanidad y algunas peculiaridades –dentro de lo universal de su temática– que imprime la geografía.
    Érase una vez, hace muchos, muchos años, en un país muy lejano vivía...

Hace muchos, muchos años...

  Las epopeyas son el germen de los cuentos maravillosos, expresan con simplicidad sentimientos compartidos por toda la humanidad. El cuento no conoce ubicación concreta, los personajes están desencarnados y seres sobrenaturales actúan en el tiempo vacío e inasible de lo imaginario. Por eso cualquiera, en cualquier momento y no importa dónde, pudo, puede y podrá hacerlo propio y, desde la identificación, protagonizarlo.
  Todo mito es producto de la imaginación humana, un relato tras el que se ocultan, más que contenidos, estructuras, “deseos que son comunes a la infancia de la colectividad y que sortean a la represión por mantener suficiente distancia respecto al sujeto concreto” [4]. A partir de aquí establece Abraham un paralelo entre pueblo e individuo: el primero crea deseos vinculados a mitos de su prehistoria, el sujeto conforma los suyos a medida de los que se construyeron en sus primeras relaciones de objeto, su propia prehistoria. En este autor lo inconsciente es el motor que forja los mitos [5]. Por su parte,  Jung arranca de la mitología que, afirma, alumbra al inconsciente colectivo.
  A ese inicio compartido se refiere también el etnólogo Adolph Bastian con su concepto   Völkergedanke, pensamientos populares [6], a partir de los que se abre una ley general del desarrollo de las sociedades; el espíritu trabaja en idénticas direcciones sobre los datos que proporciona la experiencia.
  Esta línea de pensamiento se vería refrendada por la universalidad del cuento maravilloso (los énfasis y matices aportados por cada cultura quedan sobreentendidos).
  “De los griegos data la teoría alegórica: los mitos y las leyendas de Grecia contenían tantos elementos absurdos y repugnantes, que los filósofos juzgaron indigno de la inteligencia humana otorgarles crédito” dice Arnold van Gennep [7]. Los hombres medio civilizados parecerían los más profundamente morales, no miran con indiferencia ni siquiera a los fenómenos de la naturaleza.
   Mucho ingenio se ha desplegado desde la Metamorfosis de Ovidio [8] -la versión más antigua de “El rey rana” en boca de Bettelheim-. La saga druídica presente en leyendas bárbaras, rebosante de espíritus que se adueñan de los bosques, deriva de aquél mecanismo de transformaciones constantes.  La mitología celta es una de las más ricas de Europa; su pueblo paseó por medio mundo antes de llegar a Europa y unificó muchos temas culturales que ofrecían otros pueblos bárbaros. La tradición judeocristiana aporta menos relatos de ese tipo. En lo tocante a en España es la tradición árabe la que da origen a los cuentos.
  Sobre literatura céltica, Katharine Briggs hace notar que algunos duendes y hadas trabajaban para los hombres, pero si se los espiaba podían marchar y no volver nunca más, eran personajes muy secretos. La gente utilizaba hechizos para defenderse, pero también las hadas dependían de los seres humanos: “Necesitaban las nodrizas y las comadronas de los mortales para que las ayudaran en el alumbramiento de sus hijos.” [9]. También se sentían con derecho a alimentarse de comida humana, más nutritiva.
 Karl Abraham concreta su perspectiva en las leyendas de Prometeo, Moisés y Sansón, dios solar semita. Se remonta a Matarichvan, que no depende de ninguna instancia superior; portador del fuego en la leyenda primitiva, se convertirá en Prometeo cuando se añadan implicaciones morales. Éste roba el fuego del cielo, Moisés se dirige a él para obtener la ley de la mano de Dios. Prometeo, mito eminentemente masculino y henchido de omnipotencia sexual, nos dice, nace del deseo, es una creación del pueblo griego que necesita un dios solícito. Prometeo, tras arrebatar el fuego a Zeus para regalárselo a los hombres, es encadenado en el Cáucaso hasta que Heracles lo libera. Fuego omnipresente en diversas mitologías indoeuropeas, fuego como principio vital cuya evolución recoge Abraham de forma apasionante desgajando poco a poco capas cada vez más profundas. Fuego terrenal concebido de la misma naturaleza que el celeste que se manifiesta por el diario resurgir del sol; fuego como principio vital...
 El cuento gusta al pueblo y se pretende que es anterior a narraciones preferidas por minorías elegidas. “La producción literaria popular es necesaria para la conservación y el funcionamiento de la organización social... es un elemento orgánico y no una actividad estética superflua”, señala Van Gennep [10]. Este autor diferencia la Fábula (en verso y moralizadora, con animales dotados de cualidades humanas) de la Leyenda (un lugar preciso, individuos determinados, actos heroicos) y el Mito (en tiempos y regiones fuera del alcance humano).
 Quizá el cuento maravilloso debería contemplarse como una cuarta categoría. En realidad no existe una rígida frontera, el matiz sacro / profano ofrece otra posible organización. La cadena planteada por Gennep sería: tótem → héroe civilizador animal → héroe civilizador humano → dios con función especializada → dios.
    K. Abraham no admite que el mito sea simple expresión de ideas filosóficas o religiosas, ni mero resultado de la observación de la naturaleza. “Toda colectividad modifica los mitos que adopta” [11]. Los mitos no son prehistoria sino actualidad viva y mutante; el mito que no sirve se transforma. La versión griega de estos, “procede de un desplazamiento afectivo” [12]. Desplazamiento, huella inequívoca de la participación de lo inconsciente, del proceso primario. Recuerda también Abraham abundantes mitos paganos que, a medida que se impone el monoteísmo, entran al servicio de la nueva religión. Su origen judío amplía su interés a los relatos bíblicos y surgen Moisés, Sansón, Adán y Eva, así como Dionisos, Hércules, Ulises y Nausica, Urano, Cronos y Zeus; otros más específicos del psicoanálisis: Edipo y Yocasta, y algunos que se incorporan por primera vez como Askr (el fresno, padre original en la leyenda nórdica), el mito del origen del filtro divino (Amrta -el dios ávido-, soma o haoma en el Zend Avesta)... Todos ellos serán desnudados más allá de la vieja convicción de ser reflejo de intuiciones filosóficas o religiosas, o exégesis de fenómenos naturales.
    En las crónicas medievales escritas por monjes a principios del siglo XII hay cuentos con creencias mágicas que subrayan la diferente forma de transcurrir el tiempo en el País de las Hadas.
    El niño vive el tiempo como omnipresente, un presente eterno que trasciende las fronteras del tiempo, escribió Nicolás Caparrós [13]. Como el tiempo de los dioses, desdeña la existencia concreta. “Cronos discurre veloz cuando la realidad irrumpe con más intensidad que la fuerza del propio deseo” [14]. La espera, que dota de sentido, también es consustancial con la angustia... ¿Llegará al fin el príncipe? ¿Caerá la bruja en el caldero? Sin ese adarme de inquietud el final de la odisea no sería tan festejado.

En un país muy lejano, vivía...

  Cenicienta se mueve en Egipto con los mismos andrajos que en Islandia, China, Corea, Siberia o Francia... se dice que puede haber más de mil versiones. Sólo matices se adhieren en cada cultura a las representaciones pulsionales que subyacen en cada una de ellas.
En cualquier lugar del globo se narran cuentos como una forma de ir más allá del pequeño mundo que nos circunda; la impotencia frente a la muerte inexorable también se aferra a ese otro mundo sin confines.
  Podemos imaginar el nacimiento del homínido cuentista desde el momento en que consigue articular sonidos... es imposible datar el origen de las aventuras, tan sólo a partir de versiones escritas puede esbozarse una cronología.
  El tema de los objetos maravillosos existe en todas partes. No hay cosa que no pueda ser utilizada para hacer el bien o el mal; todos los pueblos en algún momento de su evolución utilizaron la magia como técnica.
  En su forma de abordar el mito sobre el origen del brebaje divino, Abraham señala cómo el contenido sexual patente en los orígenes, padece censuras mudando el semen en brebaje donado por dioses; si la fecunda pócima asegura la reproducción, a su través se alcanza la inmortalidad.
  Cada personaje del cuento está claramente definido, es fácil de aprehender, tiene su función y compromete la de su alter ego [15]. El héroe necesita contrincante para mostrar su valor, la criatura bondadosa requiere del desgraciado con el que ejercer su generosidad, sin la existencia de fechorías no podría triunfar el bien.
  Las oposiciones están muy marcadas en evitación de lo ambivalente que encierra excesiva complejidad: aparecen pequeños y grandes, guapos y feos, ricos y pobres, buenos y malos, aquel que come y quien es devorado...
  El combate, manifiesto o latente, entre padres e hijos es un argumento muy extendido [16]: un hombre parte a la guerra dejando una mujer encinta; tras años de ausencia el hijo sale a buscar al padre, se encuentran, no se reconocen y combaten. El cuento demuestra al padre que despreció al hijo que estaba en un error, advierte Bettelheim.
   Veremos deambular a muchas madres despreciables y padres ineptos. Padres insatisfechos con el amor mostrado por los hijos, hijos que son abandonados e hijos que abandonan. Anhelo y angustia de los padres por lanzar un hijo al mundo, deseo y temor de independencia en el adolescente.
La sucesión de generaciones es otro tema universal, lo mismo que la rivalidad y envidia entre hermanos, que desplazada con el truco del hermanastro, es más fácil de afrontar.
  Propp [17] descubre en la imagen de la princesa a la mujer independiente, defensora de su estirpe. Muchas doncellas de viejos romances desearían ser encarnadas por la feminista más actual.
  Un malvado personaje se materializa y amenaza al héroe indefenso que echa mano de la astucia, halaga su vanidad y consigue vencer.
  En muchos casos, el héroe es el más joven e inepto facilitando la identificación del pequeño oyente con él. Amor que libera de hechizos y belleza símbolo de perfección.
  La traición, el peor delito. Siempre un comienzo en desventaja y un final triunfador. Conviene enfrentarse a la adversidad; aunque la astucia sale mal parada en muchas ocasiones, ¿será una invitación al sometimiento? En un mismo cuento pueden darse cita distintas tramas básicas.
  A continuación recojo sucintamente algunos relatos que, forzosamente, han perdido su gran riqueza literaria y figurativa en aras de poder ofrecer argumentos para este extenso mapa.
  Dejemos volar la imaginación: En un país muy lejano... o también: antaño, en otros tiempos y confines [18]...

Europa
  Cabe hacer muchas distinciones y, desde luego, en un continente tan viejo como este no es posible señalar zonas puras. A efectos prácticos tanto de la mitología como de los cuentos, podemos seguir las primitivas corrientes migratorias (zona eslava, escandinava, centroeuropea, mediterránea y una quinta de muy difusa localización de influencia celta). Naturalmente, esta división no se corresponde con la estructura geográfica contemporánea.
  Pensemos, por ejemplo, en el caso de España donde, simplificando mucho, conviven tradiciones celtas, mediterráneas, y semitas. Igual consideración puede hacerse con las islas británicas donde lo celta, lo escandinavo y lo centroeuropeo compiten para formar un perfil muy sui géneris. Igual consideración, aunque no nos va a ocupar aquí, cabría hacer con los otros continentes.

Zona eslava
...En un país muy lejano vivía un rey que tenía tres hijas. Al partir a la guerra les dijo no abrir una habitación. Desobedecieron sin consecuencia para las mayores; la pequeña, a pesar de no haber querido hacerlo, sólo tras pasar grandes penalidades conseguirá ser feliz. [19]
...Vivía un músico mago que podía hacer con el corazón humano lo que se le antojaba. Creció, recorrió mundo, alegraba a las gentes sencillas pero los señores le odiaban pues en su presencia, los mujiks no les obedecían. Consiguió hacer estallar el infierno en mil pedazos con las brujas y diablos que habían intentado acabar con él. [20]
...Un hetman cosaco que envió un mensaje a la reina. El mensajero, robado por el diablo, debe vérselas con ardides de brujas para recuperarlo y llevarlo a su destino. [21]
...las tres hijas del Sol cazando renos y bailando, hasta que la mayor se encaprichó de un pescador; la pequeña será traicionada por sus hermanas pero al final será ella la que ofrezca sus cálidos rayos a la tierra. [22]
...Un hombre muy pobre que tenía tres hijas. Para librarse del azote de una terrible tormenta las envía, una a una, en busca de Kotura, el señor de los vientos. Sólo la pequeña obedece punto por punto y consigue casarse con él -¡con el visto bueno de su futura suegra y cuñadas!-, para orgullo y tranquilidad de su viejo padre.

Zona escandinava [23]
...Vivían elfos de la luz y elfos de la oscuridad. También los orcos, otros elfos degenerados moran en sus relatos.
...Vivía una mujer que creó el mundo. [24]
...Vivían Ragnarok y Fenrir. Hay terremotos, hielo, fuego, cataclismos de todo tipo... los dioses se entregan a batallas indescriptibles.

Zona centroeuropea
...Vivían tres hermanos; los mayores van a divertirse y no regresan de sus aventuras. Bobo, el pequeño, les va a buscar y recibe sus burlas. En el camino salvó hormigas, patos y abejas que luego le ayudan a romper el encantamiento de un reino que heredará. [25]
...Jack, un niño impetuoso que lucha para independizarse de una madre que le desprecia. [26]

Zona mediterránea
...Vivía Aeneas que se aferra a un árbol dorado para llegar a su padre. Tras grandes penalidades consigue llegar a la casa eterna, se abrazan y le es revelado que sus descendientes formarán el gran pueblo de Roma.
...Una mujer que tenía una hija y una hijastra a la que trataba como un burro. Un día encontró un pozo en el que vivían muchos gatos muy atareados a los que se brindó a ayudar. Mamá gata la premió con un vestido de seda y otras riquezas. La madrastra y su hija ambicionaron lo mismo pero maltrataron a los gatos y fueron castigadas. [27]
...Heracles que preso de la locura que su madrastra le inoculó, mató a su esposa e hijos, crimen por el que fue castigado con doce trabajos mortales. [28]

Zona celta [29]
...Vivía Cuchulainn, “El perro de Culann”, la reina Medb... todos prestos para colosales batallas, incluidas las hijas del hechicero muerto en batalla.
...Herla, poderoso rey de los antiguos britanos. Estando de cacería se le acercó un extraño personaje montado en una cabra que le vaticinó su boda en un año y se anunció a sí mismo como invitado para, a su vez, invitarle a la suya que tendría lugar un año después. Así fue pero al año siguiente, el Rey de las hadas le recibió pero les condenó a vagar eternamente a caballo. [30]
...Vivía el príncipe Connla. Un día vio a una extraña doncella que dijo venir de la Llanura de los inmortales -donde no hay muerte ni pecado, donde no existe conflicto en el placer- y quiso llevarle con ella. El rey llamó a su druida para evitarlo, pero Connla y el Hada nunca más fueron vistos. [31]
...El rey Hugo Curucha con sus tres hijas: Rubia, Morena y Temblorosa (Temblorosa encarna a La Cenicienta con zapato incluido). [32]
...Ricitos de oro que llega a la casa de tres ositos a los que asusta. Ellos no quieren esa mamá y ella no sabe qué plato, silla o cama escoger. [33]

Asia [34]
Lejano Oriente [35]
...Vivía el emperador Huang Di que, al mando de su ejército de dioses, ogros, tigres y leopardos, se enfrenta a Chi, el buey gigante, y sus demonios. Huang Di tiene que recurrir a su poderosa hija Ba, para que con su calor seque las aguas que todo lo inundan; con la piel del monstruo del mar hace un tambor y consigue la victoria. [36]
...En China una niña de larga cabellera cuyo sacrificio y generosidad salva a Dong, su pueblo, de la sequía.
...Vivían Izanagi e Izanami; crean la isla y levantan en ella una columna sagrada. Introducen estaciones, tierra, agua, pero al engendrar el fuego, vida y muerte serán separadas para siempre. [37]
...Un anciano matrimonio que salva a un gorrioncillo. Una vecina le corta la lengua. El gorrión ya no puede cantar y huye, los viejos recorren montañas y ríos en su busca. [38]
...Vivía un hombre honesto con su mujer. Sólo la falta de un hijo empañaba su felicidad y se lo fueron a pedir al dios Sol, aunque no fuera mayor que el dedo meñique. Así llegó Issunboshi (“diminuto como un dedo”), un chico tan fuerte y valiente que, a pesar de su tamaño, consiguió llegar a ser guarda personal de la hija del emperador. Tras protegerla de un terrible bandido, obtuvo su tesoro y le fue dado pedir un deseo. Alcanzó un tamaño normal, se casó con la princesa y pudo colmar a sus padres de riquezas.
...Un heroico guerrero en Vietnam. Lac Long Quan se enamoró del bello espíritu inmortal de una montaña, Au Co. Tuvo con ella cien hijos y vivieron felices un tiempo, pero Lac Long Quan era un dragón y necesitaba vivir en el agua. Separados para siempre, enseñaron distintas habilidades a cada mitad de sus descendientes.
...Krishna, al conocer la tierra de sus ancestros, deseó vivir en un lugar tan maravilloso. Ramman, su padre, le contó por qué tuvieron que abandonarlo y una vieja historia sobre sus montañas. Ahora, ya médico, volvía confiando en que el Maharaja le permitiera trabajar en Nepal. [39]
...Un joven avaricioso en Nepal que fue perdonado por el hermano menor que vivía feliz con su madre.

Oriente Medio [40]
...Siete hombrecillos inmortales en un bosque, pero penetró en él una terrible bestia de la que sólo les pudo librar un habitante de Tofalar. Le prometieron el agua maravillosa que haría inmortal a su pueblo. Mas héteme aquí que cuando se la fueron a llevar montados en sus conejos maravillosos, la gente se burló de ellos. Volvieron a su bosque tirando el agua en un lugar en el que había un pino, un cedro y un abeto, por eso estos árboles nunca dejan de estar verdes.
...Vivía un zorro que se creía muy astuto y fue frustrado por un tigre y un pastor.
...Vivían en Egipto dos hermanos de opuesto aspecto que se necesitaban mutuamente. Aunque el pequeño no se deje seducir por su intrigante cuñada, el mayor se cree engañado y quiere venganza; los dioses interceden, el joven huye; final con reencuentro feliz. [41]
...Osiris, cuyo nacimiento fue aclamado desde los cielos. Aportó progreso a su pueblo y será la excusa para mostrar la peor cara de la traición a través de su hermano Seth, y la fidelidad y la constancia encarnadas en su esposa Isis. Muerte y renacimiento también aquí presentes. [42]
...Vivía Mahisha, un demonio búfalo que tenía como misión derrotar a los dioses. Sólo una mujer podrá acabar con él y los dioses envían a Durga quien con sus dieciocho brazos conseguirá cortarle la cabeza. [43]
...Un brahmán que tenía siete hijas. Las siete mayores aceptaron el matrimonio sugerido por su padre, pero la pequeña, que tenía muy mal carácter, quiso buscar fortuna y marido por sí misma. El padre la castigó casándola con un mendigo; este murió a los pocos días pero ella no dejó que lo incineraran y rezó a Shiva mientras ponía en la boca de su marido los granos de trigo que su madre le había dado. Parwati se apiadó, el mendigo volvió a la vida joven y atractivo y vivieron felices para siempre.
...En Chinchini tres hermanos, nobles por nacimiento, que nunca sufrieron necesidades. Eran muy felices con sus mujeres hasta que llegó una gran sequía que provocó la muerte de cientos de personas y decidieron huir del lugar abandonando a sus esposas. Una de ellas tuvo un hijo al que cuidaron entre las tres con ternura, tanta, que conmovieron a Shiva que les dijo que todas las mañanas hallarían bajo la almohada del pequeño Putraka cien mil piezas de oro y que este llegaría a ser rey. Al llegar a oídos de los cobardes maridos, volvieron para asesinarlo, siendo descubiertos y castigados.

Oriente Próximo [44]
...Vivía Gigalmesh, un poderoso y salvaje rey cuya tercera parte era mortal. La gente de Uruk pidió ayuda a los dioses que enviaron a Endiku; ambos se hicieron muy amigos y vivieron grandes aventuras.
...Un joven que partió a una peligrosa misión. Al ver a una ogresa con las mamas vueltas hacia la espalda bebió de ellas y recibió su ayuda en la expedición. [45]
...El rey Schariar que fue traicionado por su esposa. Scherezade se ofrece para librarle de su odio y conquistar la libertad de las esclavas. Lo consigue al cabo de tres años de relatos y con la colaboración de su hermana pequeña, sustituida al final por un niño. [46]

África [47]
...Vivía una liebre que engatusó a un elefante y a un hipopótamo para que trabajaran su tierra. [48]
...Vivía Kalulu, un conejo que robó la cena a un elefante, eludiendo la vigilancia de un león, un búfalo y un leopardo. Sólo Nkuvu la tortuga consiguió atraparle. Fue castigado sin comer hasta que aprendió la lección: hay que trabajar para comer. [49]
...Vivía un águila que se aprovechó de la amistad de una tortuga. Una rana se lo hizo ver (moraleja: no hay amistad si no contribuyen las dos partes).
...Vivía una huerfanita, hija del jefe del poblado Hedo, que tenía una madrastra cruel. Al llorar sobre la tumba de su madre nació un frutal del que se alimentó. Llegará un cazador que la libere.
...Vivía la esposa del jefe Kuba, envidiada por favorita, que tenía dos hijas cuya ingenuidad se verá premiada.
...Un hombre en Kamba que partió en busca del lugar en que nace el sol.

América
América central [50]
...Vivía Quetzalcoatl, dios de la serpiente, que rechazó el sacrificio humano. Tezcatlipoca, dios sanguinario, se enfureció al punto de darle un bebedizo para que durmiera con su propia hermana. Al despertar se sintió tan indigno que ardió en la pira fúnebre que él mismo preparó.
...Un príncipe que deseaba una esposa mágica proveniente del reino de las plantas. [51]
...Un sacerdote sin miedo que desafía al rey con engaños. [52]

América del norte [53]
...Un búfalo blanco hembra que llevó hierbas sagradas para que el pueblo de Lakota fumará la pipa de la paz.

América del sur (Brasil [54])
...Vivía un rey que sólo tenía una hija que le quería más que a nadie hasta que llegó un príncipe al que quiso más. El padre descubrió que su reino era pobre y con el hada madrina de la princesa decidieron dormirla para que olvidara. Pero el príncipe se dispuso a hacer otro tanto y ambos soñaban uno con otro hasta que, al cabo de muchos años, soñaron que se casaban, tenían muchos hijos y fueron felices por el resto de sus vidas.

Oceanía [55]
...Maui la de los mil trucos, medio mortal, medio divinidad, cubierta de tatuajes. Cambia todo lo que no es de su gusto, el ritmo del sol para que su pueblo tenga más tiempo... Tendrá que batallar con su hermano.
...En Tokelau un joven que fue convertido en ave, mientras en Kaluli, los pájaros intentan enseñar a volar a un hombre.

...y fueron muy felices.

  No hay nada que temer, siempre hay un final feliz con muchas perdices, fantásticos viajes o prolíficas familias como en Francia. Los finales felices se alcanzan tras un cambio repentino, de repente... ¡zás! La tensión da paso al alivio y el regocijo, por eso es tan importante que la amenaza sea tremenda, cuanto más, mayor júbilo al someterla. El hecho de ver cómo la felicidad se encuentra fuera del hogar paterno, tras la gran aventura, sirve de ayuda a la necesaria transición del desapego.
Sobre otro aspecto de la identificación a la que hacemos referencia ya apuntaba Karl Abraham [56]:
“En el mito también hay identificación... Cada pueblo quiere haber surgido de su dios principal. Resulta imposible desconocer la identificación originaria del hombre con su dios en el mito y la religión.”
  Y siempre tres; el tercero es el más pequeño, o el más memo. Pocas veces encontramos matices que diferencien a los dos mayores (imagen del adulto abusón); el pequeño necesitará aliados, magia y engaños para vencer. Tras la aparente humildad del más débil, atisba el convencimiento de llegar a ser el más poderoso. Ya se ha dicho, el cuento da permiso para sentir envidia, el sufrimiento encuentra recompensa, la identificación con el héroe subsana el propio déficit real o imaginario. Caperucita gusta porque cede a la tentación y es bueno que el lobo no muera al cortarle la barriga, protege de innecesaria ansiedad, escribe Bettelheim [57].
  En otra ocasión apuntamos la necesidad de que el adulto se deje engañar para que se amplíe la frontera del Sí mismo del sujeto en ciernes; la necesaria norma se elude ahora en lo imaginario del cuento. Los relatos enseñan reglas antes de que el niño alcance a descifrar su sentido y significado, preparan para la convivencia. Su eficacia radica en la conexión con conflictos internos, con las ansiedades universales a las que ofrecen soluciones. “Destripar” el cuento al niño, no sólo destruye su encanto, además impide su función. Ya Perrault buscó despojar de contenido vulgar a los cuentos para presentarlos en la corte. Perrault, como corresponde al siglo XVIII, es más amable que sus sucesores los Grimm.
  En nuestro encuentro en el bosque [58], Alicia Mosquera defendía con especial énfasis cómo había que esquivar las versiones insulsas que arrebatan al cuento su magia por el temor de un adulto que olvidó su propia infancia. El adulto desvirtúa los cuentos porque se resiste a encarnar al ogro o a la bruja. La vida intelectual de un niño siempre ha dependido de historias míticas para responder a acuciantes preguntas sobre el origen y organizar el barullo de sus emociones, apunta también Bettelheim [59]. En los cuentos se hacen patentes los procesos internos y se hacen comprensibles al ser representados. No describen, no aconsejan, pero facilitan el hallazgo de soluciones.
  En El País del 28 de agosto, José Martí se hacía eco de una noticia: van a suprimirse las escenas en que Tom y Jerry fuman. Aventuraba como próxima víctima de la censura a la pipa de Popeye y dejaba vislumbrar la posibilidad de que le fuera arrebatado su beso a Blanca Nieves, en esa fiebre por adaptar los clásicos infantiles a lo políticamente correcto. También The Economist, advirtió que en aras de la emancipación femenina podrían verse trastocados los papeles...
  “Para aprender del cuento” reza el titular de una crónica [60] que avala el cuento didáctico o cuento guía (que de hecho incluye para “profesores o familiares”), con cierto menosprecio hacia historias “anacrónicas” como Blancanieves. La magia se desvanece y maltratadores y lesbianas sustituyen a ogros o madrastras; el “patito feo” no será ni pato ni cisne, será un niño negro, etc. Lo sorprendente es que su pretensión es mostrar al niño la crudeza del mundo real, olvidando que la violencia más intensa anida en lo imaginario, son las representaciones de cosa, sin soporte en el lenguaje, las que dan origen a las pesadillas más terroríficas. El niño necesita de esos personajes mágicos y rotundos.
  La humanidad fue capaz de soportar mitos como el de Urano y los Titanes, prácticamente sin veladuras simbólicas; evoca la castración de Urano por su hijo Cronos, “forma de venganza que denota claramente el aspecto sexual de la rivalidad” [61]. Cronos (Saturno), precaviéndose a su vez, devora a sus hijos con excepción del menor. Zeus, salvado por su madre, se venga según la versión, obligándole a escupirlos o emasculándole. Ahora que sexo y violencia asaltan sin contemplaciones al niño desde los dibujos animados, resulta ridículo el puritanismo de quienes quieren privar a lobos y brujas de “manjares” a los que devorar.
  Por cierto, en nuestro encuentro [62] se abrió una pequeña polémica sobre si el cuento es sexuado o no. Quiero traer a colación un señalamiento de Karl Abraham, pionero en abordar las peculiaridades de género [63]: los diminutivos en alemán son neutros, se les vincula con la inmadurez; lo mismo ocurre con la “niña” y la “señorita”, que tan sólo adquirirán el femenino con el matrimonio. Podría quizá considerarse que este hecho refrenda la idea de una primera etapa pregenital en la que la diferencia de sexos significa sólo -¡y no menos que!- el primer inicio de la diferencia; atañe a la identidad.
  Tolkien recuerda que: “Los cuentos de hadas no se refieren a la posibilidad de que algo ocurra sino al deseo de que así sea.” Por un instante, el cuento es capaz de hacer verdad aquello que se desea.

¡Y ahora a dormir!

  Esta ora temida, ora deseada frase, avanza nuestro último propósito: el momento y la vía a través de la que el cuento llega al niño. Con la luz que se apaga se pierde a la madre; su vacío permite la entrada de lo persecutorio al dispararse la fantasía.  Lo que se deja de ver no existe y de la oscuridad emerge lo más ansiado y lo más temido, las emociones dibujan en las sombras [64] su representación.
  Al margen del efecto tranquilizador al que ya hemos hecho referencia, el mito se utiliza para distraer de las fatigas cotidianas, para intensificar la acción o predisponer a ella [65]. Cuando los protagonistas son dioses, no deben rendir cuenta de sus actos o pulsiones a los hombres quienes, merced a la identificación, podrán experimentar aquello que su medio social nunca les permitiría.
  Cuentos, mitos y sueños comparten la sobredeterminación de cometidos y significaciones. Será Bettelheim quien haga equivaler el cuento infantil al sueño del adulto. Abraham, por su parte, afirma que no puede trazarse una clara frontera entre fantasías diurnas y sueños nocturnos refiriéndose a la mitología individual de los sueños y la creación mítica infantil. Son las leyes propias de lo inconsciente las que hacen difícil la separación neta entre fantasías y sueños.
Pero veamos algunas de las vías por las que el cuento maravilloso llega al niño:

Cuento escuchado versus cuento leído

  La primera asociación concierne a la edad; parecería que el orden cronológico se impone: un niño pequeño no sabe leer y el que ya conquistó esa posibilidad de autonomía, disfruta de su ejercicio.
Aproximadamente, a partir de los cinco años, encontramos un interlocutor válido con el que compartir las emociones del cuentista que lee y reconstruye a su manera la aventura que otro recogió a su vez de sus propias rememoraciones. El mágico encuentro de imaginarios va más allá de la presencia real.
  El niño no es un receptor pasivo, se apodera del cuento, lo recrea y lo hace con más libertad cuando menos elementos concretos le ofrecemos. La película ofrece un texto digerido con representaciones definidas. El texto es más diáfano que la transmisión oral, da más autonomía para detenerse y regodearse en determinados pasajes, pero un buen contador de cuentos puede conducirnos a penetrar todavía más allá de donde fue concebido.

Relatado por...

  Las emociones guerrean distinto si hay ambivalencia (todavía no resuelta) en los afectos hacia el narrador (por ejemplo, madre o padre), o el cuentista es una figura sistemáticamente contenedora (abuelos quizá). La misma historia se vivirá con mayor inquietud en el primer caso; en el segundo, se atraviesan los bosques amenazadores con el cobijo que ofrece el engrandecido compañero de viaje.
  El niño quiere que la madre le admire como un héroe, pero necesita fuerte al padre para protegerle.  ¿Qué haría el padre si descubre que lo quiso eliminar? Es más fácil matar a un dragón que al padre, a aquel no se le necesita. Principio de realidad y principio de placer tienen sus propias contiendas. Cuando el niño hace su pequeña maldad y logra (al menos desde su perspectiva) eludir la norma, tras el regocijo inicial experimenta la necesidad de la reprimenda para quedar en paz con el mundo de los adultos.
  Sólo poco a poco el niño aprende a descifrar sus emociones; muy pequeño, no llora porque está triste, simplemente llora, como trataba de explicar entre balbuceos una niña de tres años y medio: “lloro porque me sale...”. La empatía con los personajes del cuento es en principio irracional.
  Las primeras emociones impulsan a actuar: llora, ríe, grita, muerde, abraza... más tarde aprende a entenderse y puede ofrecer claves a los adultos. “Cuanto más intensos son los sentimientos de un niño, más evidente resulta que la acción sustituye a la comprensión.” [66]
  También las fantasías diurnas resultan útiles durante un tiempo para elaborar resentimientos y conflictos afectivos.
  El adulto disfruta de la magia del cuento al relatarlo tanto como el niño; su emoción al escucharnos nos otorga el privilegio de encauzar su fantasía. El ejercicio de psicodrama con distintos tempos en los pasajes emocionantes, pausas, tono y gestos, nos permite también meternos en el pellejo de la bruja diabólica para, al punto, encarnar a la criatura más candorosa o audaz.
  Me nace ahora un punto de encuentro entre la leche nutricia y la “leche” que aporta la fantasía: algo se asemeja en el duelo que experimentaba tras la última toma de lactancia de mis hijos y el momento en que dejó de ser oportuna mi presencia con el cuento de la noche. En ambos casos somos fuente de alimento, pero ¡cómo nos sacian ellos de narcisismo!

Y colorín, colorado... ¡este cuento se ha acabado!

  Ya lo advirtió en cuanto a las leyendas Arnold van Gennep: “se debe desconfiar de las teorías demasiado sencillas acerca del lugar de origen, las leyes de formación”. Lo mismo cabe aplicar al cuento maravilloso, sólo serán válidos estudios que contemplen al tiempo aspectos etnográficos, históricos y geográficos. Por eso citamos al comienzo dos tratados -cada uno en su estilo- de referencia. Aquí nos concedimos tan sólo algunas ocurrencias al hilo de un asunto fantástico y cautivador.
  Llega el final. En el bosque matizamos diferencias entre pérdida, abandono, muerte, irse o ser arrojado, todo remite al necesario proceso de separación-individuación. El pequeño identifica muerte con ausencia.
  Todavía una última referencia a Abraham: “así se entiende que sus impulsos hostiles hacia otro, se expresen a través del deseo de que muera” (p. 72). Esta precocidad de la hostilidad infantil procede de su esencial inermidad ante la falta de constancia objetal. Sus impulsos hostiles que nacen de la ausencia del objeto, se traducen en muerte, en la eliminación más esencial posible.
  El cuento maravilloso vence a la muerte y esquiva al tiempo, facilita un infinito y fugaz universo al relatarlo y recorremos la eternidad al escucharlo... no sé el color que tendrá mi colcha cuando llegue el momento, pero espero que Iván y Pablo disfruten en ella tanto como yo lo hice en la de mi abuela.





[1] I. Sanfeliu. Doctora en psicología. Psicoanalista. Miembro titular de Espace analytique. Presidenta de SEGPA. Secretaria general de FEAP.
sanfeliu@imagoclinica.com
[2] Vladimir Propp (1928). Madrid, Fundamentos, 1974.
[3] Traducido así al castellano; del original: Los usos del encantamiento. El significado y la importancia de los cuentos de hadas. (1975). Barcelona, Crítica, 1999.
[4] Karl Abraham: Sueño y mito. Contribución al estudio de la psicología colectiva (1909). Obras completas, París, Payot, 1965. Tomo I,  p.68-118. Abraham antes de ser psicoanalista, fue un gran estudioso de mitología y filología.
[5] Los hermanos Grimm, fundadores de la mitología comparada, mantienen también esta postura.
[6] O Elementargedanken, pensamientos elementales, representantes perceptibles de contenidos latentes reprimidos. Ver su obra Los pueblos del Asia oriental (1869). Roheim liga esta concepción al símbolo. No muy lejos se encuentra Abraham cuando considera que “el término de represión colectiva, es responsable de que el pueblo no comprenda el sentido original de los mitos, lo mismo que no alcanzamos a captar el de nuestros sueños”.
[7] La formación de las leyendas. Ed. Alta Fulla 1982, facsímile de la de 1914. Cita de la p. 284. Este autor distingue leyendas que explican el mundo natural (astros, cielos, tierra y aguas, además de los animales totémicos que instauran normas), las que aluden al mundo sobrenatural de dioses y demonios (quien tiene potestad para hacer el bien, la tiene para hacer el mal) y leyendas históricas.
[8] La transformación maravillosa por efecto de la magia, era ya un tema conocido en la literatura griega.
[9] (1979) Hadas, duendes y otras criaturas sobrenaturales. Palma de Mallorca, José de Olañeta, 1988. (p.10).
[10] Op.cit., p.16.
[11] Op. Cit., p.93.
[12] Op. Cit.. p.101.
[13] En Tiempo, temporalidad y psicoanálisis. Madrid, 1994.
[14] N. Caparrós, op. Cit., p. 193.
[15] Bruno Bettelheim señala que el niño elige por empatía, no por bueno o malo. ¿a quién se quiere parecer? El niño es el héroe del cuento.
[16] La trama edípica es muy compleja. El progenitor teme a su descendencia, el padre experimenta celos, el niño proyecta los suyos sobre los padres...
[17] Op. Cit., p.526.
[18] Como inicia el cuento de Alí Babá.
[19] Rumanía.
[20] (Rusia) Con una tradición oral sobre héroes del pasado sólo comparable con el folklore céltico.
[21] Recogido por Nicolás Gogol (1809-1852) en Cuentos ucranianos. Buenos Aires, Austral, 1947.
[22] Cuento siberiano, como el que sigue.
[23] El peligroso mundo en que se desenvuelven los vikingos se plasma en la violencia de sus leyendas. Mitos y cuentos reciben un único vocablo en lenguas nórdicas: saga.
[24] Finlandia, donde hay recopilados más de doce mil manuscritos de cuentos.
[25] (Alemania) “La reina de las abejas” de los hermanos Grimm. Escogido por ser de los menos conocidos.
[26] En Inglaterra, el más popular de la conocida serie es “Jack y las habichuelas mágicas”. En el detallado análisis realizado por Bettelheim señala asociaciones de tipo fálico y la virilidad cuestionada por la madre. Hay un intercambio absurdo que proporciona algo mágico que otorga poder.
[27] (Italia) Se apropian de los dioses griegos, les otorgan nuevos nombres y funciones para construir su imperio. Italo Calvino recogió la obra de cuentistas italianos del Renacimiento (1956). Ver la edición de Librerías Fausto, Buenos Aires, 1979.
[28] (Grecia) Dioses y mortales dominados por las mismas intensas pasiones.
[29] Justas y combates, tras ellos honor o amor en juego, búsquedas complicadas con elementos mágicos. Además, animales prodigiosos, sirenas...
[30] En Hadas, duendes y otras criaturas sobrenaturales. K. Briggs, Barcelona, José de Olañeta, 1988, p.126.
[31] En Irlanda empiezan a recopilarse los cuentos populares célticos ya en 1825. El campesino irlandés creía en hadas, gnomos y duendes. El librero Patrick Kennedy, fiel a las hadas, imprimió unos cien cuentos en cinco años. Este aparece en los pergaminos irlandeses más antiguos; debió ser escrito en 1106, es decir, es el cuento de hadas más antiguo de la Europa moderna. Clara alusión al Paraíso. En Cuentos de hadas célticos, recopilados por J. Jacobs (1968) entre campesinos celtas ignorantes del inglés (Palma de Mallorca, J. J. de Olañeta 1985).
[32] En la misma obra que el anterior. Sólo en las islas se conocen una docena de versiones de Cenicienta.
[33] No resuelve un conflicto, lucha contra la rivalidad fraterna y busca identidad. Bettelheim sitúa su origen en un antiguo cuento escocés: una zorra se introduce en la casa de tres osos que no se dejan seducir y la devoran. J. F. Campbell, recogió en Escocia más de cuatrocientos cuentos; son muy similares a los irlandeses. Cuestiones como la poligamia se abordan con naturalidad sin el peso del cristianismo.
[34] El poder de la autosugestión para sanar se aborda en un relato zen. J. Bucay recoge otros en que se plantea el misterio de las estrellas (Hainán) o el mal uso de la magia (Kiushu) en El libro de los cuentos del mundo. RBA, Barcelona, 2006 (en general, son historias cercanas a la fábula aleccionadora).
[35] Los dragones son los grandes héroes fundadores. Oriente se aferra  a la magia más que Europa central.
[36] De China, la civilización más antigua. Sus primeros mitos datan de hace más de cuatro mil años, pero sufrirán muchas transformaciones en manos de Confucio, el budismo o el taoísmo.
[37] De Japón. El origen de sus ocho islas y la divinidad de la dinastía de sus emperadores dominan los relatos. También se premia a lo pequeño y bondadoso.
[38] Otro cuento japonés, como el que sigue.
[39] De Stories from Nepal. Royal Nepal Academy 2002. Diferentes grupos étnicos en un espacio muy reducido dominado por los Himalayas. Es lógico que la naturaleza gobierne sus cuentos.
[40] Cruce de culturas, puente entre Oriente y Occidente.
[41] “Dos hermanos” es el cuento más antiguo; hallado en un papiro egipcio de 1250 a. C.
[42] El rigor de la naturaleza en el antiguo Egipto (sequía/inundaciones) y la muerte están presentes en sus mitos. La ambición se ve castigada.
[43] Cuento indio. El hinduismo nutre su mitología, renacimiento a través de la reencarnación.
[44] Cuna de la civilización en la que subyace la mitología greco-romana y la celebración del triunfo del bien sobre el mal.
[45] Peculiar leyenda de El Cairo recogida por van Gennep. Hay variantes entre los beréberes, en Marruecos, Túnez y, en general pueblos del Mediterráneo oriental y occidental
[46] El gran cuento de los cuentos, Las mil y una noches.
[47] África no desarrolló una mitología sistematizada, quizá debido a su gran diversidad de lenguas y culturas. Los animales son los grandes protagonistas de sus cuentos. Un cuento nubio relata el origen de las razas; otro masai castiga el orgullo de quien desafía al poderoso.
[48] De teacher.scholastic.com. De esta fuente recogemos también mitos de otros lugares. Aquí, el ingenio del débil saca partido a la prepotencia del poderoso. En otros, son las arañas quienes se aprovechan del orgullo de las grandes alimañas.
[49] De otra fuente consultada: darsie.net/talesofwonder. El robo se castiga, el trabajo es necesario.
[50] Entre olmecas, aztecas y mayas abundan mitos sobre destrucción y renacimiento del mundo. Muchas de sus divinidades tienen características andróginas. El por qué del día y la noche lo describe un cuento mbayá.
[51]La muchacha toronja” es un cuento amahuaca. El débil gana una vez más en otro relato de los indios karajá.
[52] Cuento mejicano.
[53] El mundo sobrenatural es inseparable de la naturaleza, el hombre está en permanente contacto con los espíritus.
[54] Indio primero, luego negro y mestizo; la diversidad regional se plasma en su literatura. El tótem indio es la metáfora de la resistencia a la colonización. El símbolo de la araña es transportado a Brasil por esclavos; ver al respecto el ritual de la tarantela recogido por mí en “Tres culturas, un grupo y siempre... el vínculo”, Clínica y análisis Grupal, n.96. El cuento que incluimos pertenece a Marina Colasanti.
[55] Creación sin principio, tiempo sin origen y relatos transmitidos por vía oral. Pájaros y caza son temas recurrentes
[56] Op. Cit., p. 115.
[57] Op. Cit., p. 191.
[58] Ver la “Media hora con...” de este número.
[59] Op. Cit., p.30.
[60] Mónica Belaza en El País, cinco de junio 2006.
[61] K. Abraham, op. Cit., p.75.
[62] Ver “Media hora con...”.
[63] En la obra citada Sueño y mito (p.78).
[64] Recomiendo la obra de J. Tanizaki Elogio de las sombras (1933). Madrid, Siruela, 2004.
[65] Ver la utilización de rituales en algunas tribus de África o Brasil en mi trabajo ya citado. Por ejemplo, el relato selectivo de sueños: las pesadillas se comparten para librarse de ellas, los buenos augurios deben mantenerse en secreto para que se hagan realidad. También el relato como amuleto verbal descrito por Propp, como medio personal para actuar mágicamente sobre el mundo.
[66] Bettelheim, op. Cit., p.37.


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